Determinan que lago O’Higgins es el quinto más profundo del mundo Print
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La medida fue establecida por expertos del Centro de Estudios Científicos de Valdivia y una universidad alemana. Los datos sirven para explicar el retroceso de los glaciares locales.

Casi 7 km. al sur de Villa O’Higgins ( Undécima Región ), se ubica Bahía Bahamondes, desde donde parten las embarcaciones turísticas que recorren el lago O’Higgins. Los visitantes que viajan a bordo no dudan en desafiar el frío con tal de observar los imponentes glaciares del lugar. Aunque los trozos de hielo que flotan en el lago atraen todas las miradas, según un nuevo estudio, lo que se halla bajo el agua también es digno de atención: recientes mediciones muestran que este lago chileno es el quinto más profundo del mundo y el más hondo de América.

La investigación, realizada por expertos del Centro de Estudio Científicos de Valdivia ( CECS ) y la Universidad Técnica de Dresden ( Alemania ), indica que el lago O’Higgins tiene una profundidad máxima de 836 m. La marca, que supera la del lago Argentino por casi 100 metros ( ver fotografía ), fue registrada usando una ecosonda digital en el fiordo ocupado por el glaciar O’Higgins, el cuarto más extenso de Campo de Hielo Sur y el que presenta mayor retroceso en nuestro país: 15 km. En un siglo.


Según los científicos el constante desplazamiento de los glaciares va socavando el fondo de lago, lo que ayudaría a explicar su gran profundidad. Hace seis años, Gino Casassa y Andrés Rivera –glaciólogos del CECS- publicaron un estudio que describía la evolución del glaciar O’Higgins desde 1896. Allí planteaban que las hondas dimensiones del lago ayudaban a que el hielo en la superficie careciera de una sustentación lo suficientemente resistente, un factor clave en el rápido resquebrajamiento y retroceso de la masa helada

Interacción con los glaciares

“En esa época, quienes revisaron el artículo criticaron severamente el hecho de que la hipótesis era especulativa y no tenía fundamentos en terreno. Seis años después tuvimos la oportunidad de ir ahí y efectuar las mediciones”, comentó Casassa. De esta forma, agrega el investigador, se toparon con el récord chileno y americano de profundidad de una lago, lo que “agrega un sabor especial, quizás similar a la alegría de un explorador pionero. En ese sentido hacemos propias las palabras del alcalde de Villa O’Higgins, que al saber la noticia exclamó: ¡ Esa es mi comuna ¡ “.


En opinión de Daniel Torres, jefe del Departamento Científico del Instituto Antártico Chileno, la relación entre la profundidad del lago y el retroceso del glaciar tiene sustento. “La dinámica de los hielos de la Antártica y los hielos del continente es similar. El agua derrite el glaciar por debajo, por lo que se forma un socavón que hace que pierda sustento progresivamente, hasta que se quiebra. En lapso de meses o días caen masas de hielo que se desintegran completamente”, dijo a La Tercera.

Futuras reservas de agua

Según el experto, tras determinar la profundidad del lago lo importante será obtener muestras de los sedimentos del fondo. Tal como sucede al analizar loa anillos que conforman el tronco de un árbol, explica el científico, este análisis permitiría contar con información sobre largos períodos de tiempo y efectos como el calentamiento global: “ Se ha producido una disminución muy brusca de los glaciares de la Antártica y en los de Chile continental. En algunos casos hay un evidente retroceso de más de 200 ó 500 metros”, indica.


De acuerdo con el estudio del CECS, aunque desde 1995 el glaciar O’Higgins ha disminuido su deterioro –supuestamente por haber alcanzado zonas menos profundas del lago donde el hielo no puede flotar-, la situación aún es grave.


El aumento de las temperaturas hace que el hielo siga retrocediendo a un ritmo de tres metros anuales. Torres afirma que futuros estudios permitirán estudiar el comportamiento de los glaciares del sector y de los ecosistemas cercanos, ya que la zona reúne una gran variedad de organismos: “ Los glaciares son grandes reservas de agua, en algún momento, serán necesarias. Tal vez eso pase dentro de 100 años o más, pero hay que conocerlos ahora”, concluye.

 

La Tercera, 21 Octubre 2003.