Investigadores que estudian el cambio climático llegarían entre hoy y mañana a su destino

Expedición científica chilena relata aventura rumbo al Polo Sur

Grietas de hasta 20 metros de ancho, dunas de nieve y fuertes ventiscas ha debido enfrentar el equipo durante la travesía. Según contaron, cuando todavía faltaban 300 km. para llegar al Polo pudieron detectar profundidades de hielo de hasta tres kilómetros.

 

"¡Grieta, grieta!", gritó el científico Andrés Rivera segundos antes que el radar detectara una gran abertura en el hielo de unos 20 m de ancho. Esto permitió que el tractor en el que viaja el equipo de científicos y militares chilenos rumbo al Polo Sur pudiera parar pocos metros antes de llegar al precipicio.

Tras retroceder y navegar en forma paralela a la grieta por varios kilómetros, el grupo detectó un área donde la abertura se tornaba más angosta: "Esta cosa hay que pasarla por alguna parte, girar en 90° y potencia máxima", volvió a gritar Rivera, incluyendo esta vez un chilenismo.

Mientras realizaban la arriesgada maniobra, la grieta se abrió bajo el convoy, pero afortunadamente la abertura no superó el metro y el esquí del módulo pudo deslizarse sin dificultad.

Esta fue la situación más compleja que hasta el pasado miércoles habían debido enfrentar los expedicionarios chilenos en la Antártica. Los expertos habían partido 12 días antes de la estación de la Fach en Patriot Hills, iniciando así un inédito recorrido terrestre por el continente helado que entre hoy y mañana llegará al Polo Sur y que permitirá estudiar los efectos del cambio climático en la zona.

Entre dunas y ventiscas

Al día siguiente del incidente con la grieta, el equipo escribió en su bitácora de viaje: "el 'Oohhhh' de Gino Casassa -otro de los científicos de la expedición- fue uno de los más largos que se le han escuchado. Confesó Casassa después que estaba en la puerta listo para saltar, el desgraciado. Después de pasada la grieta nos alcanzó un frente de mal tiempo que venía siguiéndonos por varias horas y se produjo visión blanca, es decir, visibilidad cero".

La cadena de sucesos relatados acaeció el miércoles, momentos después de que Claudio Teitelboim -director del Centro de Estudios Científicos de Valdivia (Cecs) y uno de los los líderes de la expedición- se comunicara con La Tercera desde un teléfono satelital para compartir sus experiencias en esta travesía. "Estamos a unos 300 km del Polo. Esperamos llegar en unas cuatro jornadas más", relató el físico y premio nacional de Ciencias.

Hasta entonces, los momentos más difíciles se habían enfrentando en la partida, debido a ventiscas y la presencia de sastrugis o dunas de nieve que dificultaban la marcha.

La vida sin noche

Según Teitelboim, la experiencia de navegar en la Antártica es como recorrer un mar estático. "Es sobrecogedor. Un gran desierto blanco que parece un mar, pero con olas que no se mueven".

Los tripulantes deben ingeniárselas para poder dormir, ya que en la Antártica está siempre de día. "A esta latitud, el Sol gira en torno a uno siempre a la misma altura. Sólo lo ves cambiar de posición", asegura el físico, quien explica que para poder dormir deben oscurecer el tractor o usar antifaces. Por la misma razón el reloj pierde sentido y la unidad de tiempo pasa a ser la distancia recorrida entre un punto de latitud y el otro.

La camaradería a bordo es clave, considerando que civiles y militares comparten un reducido espacio. Cada 20 km paran a realizar mediciones e incluso se dieron tiempo para jugar vóleibol, "pero la pelota era blanca y se perdía en la nieve", cuentan. También han festejado tres cumpleaños, celebrando con whisky, caipirinha, música de Miles Davis y mambos.

Estudiando la inestabilidad Antártica

El objetivo científico del equipo es poder comprobar en terreno los efectos del cambio climático en la Antártica, cuya inestabilidad ya fue comprobada hace un par de años por una misión aérea del Cecs y la Nasa, en un estudio que publicó revista Science.

Para ello, el equipo extraerá muestras de hielo en el Polo Sur de hasta 50 metros de largo, con las cuales se podrá reconstruir el clima de los últimos 200 años (las capas de hielo albergan información sobre el pasado climático).

Hasta el momento, el equipo ha podido detectar profundidades de hasta tres mil metros de hielo (tres km) gracias a los radares que lleva el tractor y el apoyo de la misión aérea que complementa la expedición. Una vez alcanzado el Polo, el equipo de científicos permanecerá dos días realizando mediciones, para luego emprender regreso. "Se utilizará la misma ruta, pero será más lento el trayecto. Realizaremos mediciones con otro tipo de radar y tomaremos más muestras. Por todo ello, el viaje debiera tomarnos todo el mes de diciembre", dijo Claudio Teitelboim.

VOLVER