DETALLES CIENTÍFICOS Y HUMANOS DE LA PRIMERA EXPEDICIÓN TERRESTRE CHILENA AL POLO SUR

Viaje al fondo de la Antártida

Trabajaron a -32ºC, sortearon una grieta de 20 metros, durmieron en piezas de tres por cuatro y debieron hacer fila para entrar al único baño con temperatura bajo cero. Pero también vieron películas, celebraron cumpleaños y organizaron una protesta contra el menú del cocinero. Esos son sólo algunos de los detalles de la primera expedición terrestre chilena al Polo Sur, en la que 13 científicos y militares recorrieron más de mil kilómetros con el fin de verificar las respuestas de los glaciares al cambio climático global.

 

El 30 de octubre pasado un avión Ilyushin (IL-76), contratado por el Centro de Estudios Científicos de Valdivia (CECS) y bautizado como el “Valdivia Belle”, despegó desde Valdivia rumbo a Punta Arenas, dando inicio a la primera expedición científica chilena y latinoamericana al Polo Sur.

¿Su fin? Verificar las respuestas de los glaciares al cambio climático global y profundizar los estudios aéreos realizados por el CECS y la NASA, que ratificaron la directa relación entre los frecuentes deshielos en la Antártida y el calentamiento de la Tierra.

Después de dos meses, la expedición regresó sin contratiempos el pasado 3 de enero a Patriot Hill y se espera su retorno a Punta Arenas entre el 6 y 7 del presente. Así lo confirmó a La Nación Andrés Rivera, glaciólogo del CECS y uno de los 13 expedicionarios. “Se cumplió más del 90% de lo que originalmente se planeó”, dijo el científico.

Pese a que en un año más recién se podrán conocer los primeros resultados de la expedición, Rivera sostiene que la principal conclusión es saber “que Chile es capaz de hacer expediciones de gran envergadura que son de gran importancia no sólo para la comunidad científica, sino para la sociedad en su conjunto”.

Habrá que esperar entonces, pero mientras tanto, con la bitácora de viaje y los detalles entregados a La Nación por el glaciólogo del CECS reconstruimos los pasajes más interesantes de la odisea.

PARTE LA EXPEDICIÓN

6 de noviembre

La expedición se inició el 6 de noviembre “cuando dos aviones Hércules C-130 viajaron desde la última capital regional de Chile a la base de Patriot Hill (3.100 kilómetros al sur de Punta Arenas) a dejar parte del equipamiento y personal de apoyo, la mayoría militar, que se mantuvo en la base durante toda la travesía para prestarnos apoyo en caso de una emergencia. Eran cerca de ocho personas del Ejército y el CECS y unas 35 de la FACH”, cuenta el glaciólogo del CECS.

Cinco días después se unió a los aviones de la FACH, el Valdivia Belle que llevaba la tripulación científica y el todoterreno TL- 6, un tractor para transportar a los expedicionarios a través el Polo Sur, que permaneció seis horas en la zona para ser descargado y regresó a Punta Arenas.

“Después que se fue el Valdivia Belle el tiempo se deterioró rápidamente. En la noche hay -34ºC, ventisca y visibilidad cero. Es difícil trabajar hoy en el exterior, pero se hacen algunas faenas. Se espera que mejore el tiempo para poder trasvasar combustible sin que se contamine con agua. Hoy se espera la primera comida caliente a bordo del módulo”, cuentan los expedicionarios en la bitácora de viaje.

CAMINO AL POLO

13 de noviembre

Una vez que el tiempo mejora y está todo preparado el tractor parte -a las 18.54 hrs del 13 de noviembre- rumbo al Polo Sur. “El tractor tiraba 20 toneladas y tenía que ser autosustentable, es decir, no podíamos contar con ningún apoyo en ruta. Afortunadamente funcionó bastante bien y sólo tuvo problemas mecánicos menores”, recuerda Rivera.

CUMPLEAÑOS DEL COMANDANTE URRUTIA

15 de noviembre

Luego de dos días sin novedad en el viaje y al alcanzar la latitud 80º 52', los tripulantes celebraron el cumpleaños del comandante del Ejército, Lorenzo Urrutia (director operativo de la expedición) con gorros, pitos y Jack Daniels. Es el 15 de noviembre.

En los días siguientes se efectuarían con éxito las primeras mediciones.

MITAD DEL TRAYECTO Y PARTIDO DE VOLLEYBALL

20 de noviembre

Según cuentan los expedicionarios en su bitácora de viaje “a un promedio de 92 km diarios, el convoy alcanzó la latitud. 85° 05 S, a las 23 horas del 20 de noviembre, cubriéndose la mitad del trayecto hacia el Polo Sur.

La hazaña fue celebrada con whisky sour y un partido de volleyball, que no estuvo exento de dificultades dado que la pelota era blanca.

“Por primera vez se observa la topografía, pues estamos a la cuadra de los Montes Thiel y la sensación es semejante a la de navegar una semana y avistar una isla, pero más dramática porque el mar es estático e invariable”, expresaron los expedicionarios. Y agregaron: “El ánimo es óptimo”.

LA GRIETA

25 de noviembre

Luego de superar un desperfecto mecánico, el 25 de noviembre se encontraron “con un campo de “sartrugis” (dunas de nieve que alcanzan hasta un metro de alto) que incluían pozos de cerca de 2 metros de profundidad. Esto hizo que algunos expedicionarios debieran adelantar camino a pie para ver cómo continuar la ruta sin volcar el convoy”.

“Luego de haber sobrepasado laboriosamente el campo de “sartrugis”, el grito de Rivera se hizo escuchar: “¡Grieta, grieta!, anunció a sus compañeros, justo cuando el convoy logró detenerse a unos 20 metros de una grieta de igual dimensión”, relata la bitácora.

“Nos encontramos con una zona de grietas que no fueron detectadas en la imagen del satélite y que tuvimos que sortear, desviándonos un par de kilómetros, para luego pasar por encima de ella, donde tenía menos de un metro de espesor”, explica Rivera a La Nación.

Cuando la cruzaban la grieta se abrió cerca de 1 metro, sin embargo, el esquí del módulo pudo pasar sin dificultad y así lo hizo el convoy entero. El “Oohhhh” de Gino Casassa (director científico de la expedición) fue uno de los más largos que el grupo haya escuchado. Luego, éste confesaría que estaba en la puerta del convoy listo para saltar”.

Ese día se celebró el cumpleaños del cabo 1° Guillermo Collao, “con caipirhina, vino Ventisquero, música de Pérez Prado, gorros de cumpleaños y cornetas”, dicen las notas del viaje.

LLEGAN AL POLO

1 de diciembre

El 1 de diciembre la bandera chilena flamea en el Polo Sur. “Con -20ºC, uno de los días más calurosos de lo que va del verano, el equipo fue invitado por los norteamericanos a comer en la cafetería. Posteriormente, los chilenos recibieron a sus pares americanos en una recepción en el convoy”, señala la bitácora.

Con la colaboración del personal de la Base Amundsen-Scott se comienzan las labores de la primera perforación de 50 metros a 3 km del Polo. “Se sacaron en total 200 metros de testigos de hielo (seis testigos) y más de cien muestras de la densidad de nieve superficial. Estos testigos se sacaron desde el Polo hasta las cercanías de Patriot Hill. También se midieron balizas para estimar velocidades del hielo y se hicieron mediciones gravimétricas en más de cien puntos, entre otros trabajos”, dice Rivera a La Nación.

FIN DE LA TRAVESÍA

3 de enero

Luego de permanecer casi dos meses en el territorio antártico, pasadas las 16 horas del 3 de enero los expedicionarios regresaron a la base Patriot Hills, punto inicial de marcha. La expedición fue todo un éxito. Se espera que el equipo vuelva a Punta Arenas el próximo 6 ó 7 de enero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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