El evento es parte de histórica alianza entre Centro de Estudios Cientificos (Cecs) y el Ejercito de Chile
Científicos chilenos realizarán inédita expedición al Polo Sur
La misión, que contará con equipamiento de alta tecnología nunca antes empleado, permitirá estudiar el comportamiento de los hielos antárticos y conocer el efecto que el cambio climático ejerce en ellos.

 

"La Antártica es el lugar donde los cambios climáticos se registran con mayor nitidez y pureza", dice el físico Claudio Teitelboim, director del Centro de Estudios Científicos (Cecs), con asiento en Valdivia. Un ejemplo de ello es que en los últimos cinco años, grandes plataformas de hielo se han desprendido al océano, mientras recientes estudios indican que el nivel de los mares en zonas australes podría subir hasta siete metros en los próximos 200 años, debido al deshielo de las plataformas y los glaciares de la Antártica.

Para estudiar estos fenómenos y su relación con el cambio climático, una inédita expedición multinacional partirá a fines del 2004 al territorio antártico. Esta es organizada en cooperación por el Cecs y el Ejército de Chile. Así lo ratificaron hace una semana Teitelboim y el comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre.

Un archipiélago helado

El grupo expedicionario estará formado por glaciólogos, biólogos y físicos de Chile, Suiza, Dinamarca, Brasil y expertos estadounidenses de la Nasa. La primera de sus metas será estudiar el cambio del clima, ya que "la espectacular inestabilidad que está mostrando la Antártica podría provocar que parte del territorio caiga al océano, con efectos cataclísmicos en el cambio de clima"", dice Teitelboim, quien advierte que "lo que hoy conocemos como la península antártica, podría convertirse dentro de pocas décadas en un archipiélago". Por ello la importancia de la expedición, que medirá la dinámica del hielo y el equilibrio de masas, lo que permitirá establecer en qué medida el hielo se está derritiendo.

Entre las razones que hacen única a esta expedición están la ruta que se recorrerá y la cantidad y calidad de la tecnología y equipos de medición que se emplearán. "Es un renacimiento de las épicas exploraciones antárticas, pero ahora con un fuerte componente tecnológico. Hace cien años llevar un termómetro al Polo era todo un logro, y nosotros pretendemos llevar bastante más que un termómetro", agregó.

Bautismo de fuego

Claudio Teitelboim explica que "la Antártica es depositaria de la historia del clima: si uno hace una perforación en el hielo, camina hacia atrás en el tiempo. Hicimos el año pasado una exploración trascendental con la Armada y la Nasa, los radares de penetración que se pueden instalar en una aeronave efectúan medidas gruesas del hielo, pero no disciernen los detalles de su estructura". En cambio, dentro de la tecnología de última generación que se llevará a la Antártica hay "radares muy sofisticados, que están siendo desarrollados por expertos de la Nasa y del Cecs, proceso en el cual se espera la colaboración de los especialistas del Ejército. Esta expedición será como un bautismo de fuego para estas tecnologías no usadas anteriormente", dice el científico. Además, destaca "el que un país tan pequeño como Chile involucre a un consorcio multinacional y consiga socios de distintos países expertos en la materia para sumarse a esta expedición".

Ruta virgen

Durante seis semanas esta especie de "convoy mecanizado" -como lo describe el físico- cubrirá un territorio nunca explorado con las maquinarias que se utilizarán. Se trata del segmento antártico que abarca desde Patriot Hills hasta el Polo Sur. Paralelamente, vehículos más pequeños realizarán exploraciones en el sector llamado Institute Ice Stream, un área calificada como extraordinaria y muy extraña en su comportamiento, lo que hace importante entenderla. El regreso comprenderá una trayectoria distinta, con el fin abarcar la mayor área posible. En la operación se invertirá un monto de "varios millones de dólares", los que provendrán de fuentes accesibles a los distintos países.

Tecnología de punta

Uno de los instrumentos estrella con que contará la expedición es el Radar de Apertura Sintética, que sólo el próximo año será probado en Groenlandia y que Chile tendrá el privilegio de inaugurar en la Antártica.

Este crea una imagen tridimensional del glaciar, escaneando no sólo su perfil, sino toda un área. Gino Cassasa, jefe del área de glaciología del Cecs, cuenta que "la ventaja es que con una sola pasada a lo largo de la línea podremos tener una imagen de varios cientos de metros de ancho, con lo cual se amplían todas las características del fondo de un glaciar, lo que permitirá modelar su comportamiento".

También se utilizarán otros dos tipos de radares: un detector de grietas, capaz de identificar obstáculos en el camino y así cambiar la trayectoria a tiempo, y un radar de alta frecuencia, que permite observar los estratos superiores del hielo.

Entusiasmado, Claudio Teitelboim dice que con esto "podremos contribuir de manera fundamental a la comprensión de la evolución del clima en el planeta. Es una expedición que establece rumbos para el mundo entero y que sitúa al país como imprescindible en el mapa mundial, lo que forma parte del sueño de este instituto en Valdivia".

 

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